La lactancia es el periodo donde el bebé se alimenta exclusivamente de leche materna o en su defecto de leche artificial. La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda el consumo de leche materna lo antes posible y hasta los 6 meses de manera exclusiva.
La leche materna es el alimento perfecto para el bebé, aporta todos los nutrientes necesarios para el desarrollo y crecimiento de este. Además la leche materna se adapta a las limitaciones del tubo digestivo del bebé y aporta unas series de beneficios nutricionales, inmunológicas y psicológicas tanto para el niño como para la madre.
La producción de leche materna no es constante, es decir, variará su composición a lo largo de la lactancia en función de las necesidades específicas del niño:
Calostro: es la primera ‘’leche’’ que sale tras el parto. Es un líquido amarillento más rico en proteínas, sodio, cloro y potasio que la leche madura y contiene bajas cantidades de hidratos de carbono y grasa.
Leche de transición: se produce desde el día tres hasta el día 7 tras el parto. Es similar al calostro pero enriquecido en grasa, lactosa y vitaminas hidrosolubles.
Leche madura: se produce desde el séptimo días hasta el destete. Su composición varía en función de la mujer, de la hora del día y de la alimentación de la madre.
RECOMENDACIONES NUTRICIONALES:
La FAO ha publicado unos consejos nutricionales para las mujeres lactantes:
- Calorías: aumento del consumo de calorías necesarias para el esfuerzo metabólico que implica la producción de leche, aun aumento de 500 kcal/día.
- Proteínas: las necesidades de proteínas aumentan 20g/día con respecto a condiciones normales. Una gran parte deberán ser de origen animal y se dará preferencia a las carnes poco grasas como el pescado.
- Aumentar la cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, como cereales (pan, arroz, pasta, si es posible, integrales), patatas y legumbres.
- No variar el aporte de grasas, ricos en ácidos grasos esenciales y vitamina E, con alimentos como el pescado que aporta ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA). Un consumo elevado de productos del mar como pescados y mariscos, con omega-3, aumenta la proporción de DHA en la leche materna, favoreciendo el desarrollo neurológico del niño.
- Es imprescindible consumir verduras y fruta fresca que aportan betacarotenos, ácido fólico y vitamina C. Se aconseja que una pieza de fruta al menos sea rica en vitamina C (naranjas, mandarinas, fresas o kiwi).
- Los lácteos son la principal fuente de calcio es componente indispensable de la leche materna. Se deben tomar al menos 3/4 de litro de leche cada día, o bien repartirlo en otros lácteos (yogures, cuajadas, quesos poco maduros…).
- Ha de asegurarse un buen aporte de líquidos: zumos naturales, infusiones y sobre todo agua, ya que la leche materna contiene un 85%-90% de agua que se debe reponer.
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